No lograrán alcanzarme esos bastardos, mis pasos son demasiado rápidos para que las huellas duerman en la tierra. Los huelo cerca… demasiado cerca, y nos quiero solos, como siempre.
Entre los árboles me quito el disfraz a arañazos, se me va el calor entre las manos… deseos y furias me obligan a morder mi lengua por no morder las tuyas. Lo has vuelto a hacer, aúllo hasta el final, con el frío recorriendo mi espalda, esa es tu señal, solo que esta vez ellos me encuentran… con balas de plata.
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