Ayer dormía, envuelto en mi ya reconocida segunda piel, una vieja manta naranja que el tiempo ha convertido en harapo, y hoy despierto.
Tumbado en un trozo de tela que une los dos árboles de un patio de muros altos, parado de repente en el vagón del espacio y las vías del tiempo, por fin nada en lo que pensar.
Estando ahí miro al cielo y mi vista va a encontrarse con un pájaro oscuro, quieto, suspendido en el aire como una cometa, esas que de pequeño me asustaban por miedo a salir volando, con la luz del Sol brillando azul en sus alas. Y el cielo, inmenso en el papel que adopta, de fondo inmejorable, es magnífico.
Estando ahí miro al cielo y mi vista va a encontrarse con un pájaro oscuro, quieto, suspendido en el aire como una cometa, esas que de pequeño me asustaban por miedo a salir volando, con la luz del Sol brillando azul en sus alas. Y el cielo, inmenso en el papel que adopta, de fondo inmejorable, es magnífico.
Mirar al cielo... para ver si lo alcanzamos, o si llegamos a estar más cerca de esa pureza inmensa algún día.
ResponderEliminarHermoso.
Saludos y suerte! :D