miércoles, 9 de abril de 2014

Jumper



Paso demasiado tiempo dentro de mi cabeza, resolviendo mis problemas existenciales, he ido dejando los libros porque ahora las historias me las invento yo. Mi mente se ha convertido poco a poco en una especie de mecanismo de defensa que me hace ver a la gente como a un único individuo. Me enfrento a mí mismo sin piedad alguna, sin remordimientos, como con un amigo con el que tienes la confianza suficiente como para permitirte ser sincero.

Me paso tanto tiempo así, que cuando viene alguien y me saca de ese estado de trance individual es como si me sumergiera de repente en una piscina de agua fría. Al principio me sorprende, luego me acostumbro, y me parece normal. Pero al final me doy cuenta de que el tiempo que paso conmigo mismo es tanto que no sé tratar a nadie más. No comprendo a las personas, a veces eso me lleva a odiarlas, pero normalmente dura poco, tampoco comprendo en qué consiste odiar a alguien durante mucho tiempo.

Si, como ya dije al principio paso demasiado tiempo en mi cabeza, en mi madriguera.

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