jueves, 24 de diciembre de 2015

Yo no soy




¿Desde cuándo no hay tiempo para la poesía?¿Desde cuándo no sabemos qué pensar,  a quién mirar o qué sentir?¿Desde cuándo el tiempo nos parece tan poco, que tenemos que medirlo en lugar de malgastarlo?

A mí déjame con mis historias, deja que siga mirando a la gente a través de mi ventana, como suelo hacer, como te encontré. Deja que me libre del frenetismo diario con el silencio que queda cuando te vas. Deja que pase sobre mí el invierno, que las otras estaciones ya me despertarán; y si no lo consiguen deja que mis palabras vuelvan por donde vinieron, ocultas, etéreas...

¿Desde cuándo no aprendemos? Yo no soy todo lo que buscas pero tú eres todas las cosas que nunca he sido capaz de encontrar.

viernes, 25 de septiembre de 2015

El viento




Así el viento que nos unió sea también el que nos separe, el que se lleve nuestras voces, nuestras sombras y sueños.
Que sea él el que esparza nuestros restos sobre los mares en los que solíamos naufragar, más por miedo a las historias que por los monstruos que había en ellos.
Que no vuelva a soplar jamás en nuestro favor, pues de las velas solo quedan los huesos, y entre ellos se escapa el mismo tiempo que antes pasaba en tu juego.

miércoles, 23 de julio de 2014

Vicious



De todos mis vicios el peor es el silencio,
Y yo intentando dejarlo,
Intentando ser algo que no soy,
no soy la sombra de un recuerdo
Ni un amor de verano, ni de invierno
No soy el fuego que te mantendrá encendida
No soy suficiente, ni lo que necesitas

Sólo soy vacío, el vacío que encuentras cada mañana a tu lado,
El color del café que te gusta y  que yo tanto odio
soy tú, solo que en otro cuerpo y en otro lugar,
soy el primer día del año abrazándote y bailando despacio con “Do I Wanna Know?” de fondo

De todos mis vicios tú eres el único del que no me quiero curar.

jueves, 5 de junio de 2014

Injustice



A veces la vida es injusta, no lo digo desde la piel de alguien que ha perdido grandes cosas, sino a través de alguien que ha perdido solo una. Y también puede que pensemos que hemos sacado algo en claro de todo esto, que hemos aprendido una especie de lección vital que nos hará reaccionar de forma distinta en el futuro, que nos hará apreciar los buenos momentos que quedan por llegar. Pero dejadme que os cuente algo,  es mentira.



Lo único que aprendemos cuando perdemos es a ser cobardes, a ser desconfiados, a construirnos muros que nos ayuden a defender todo cuanto creemos que nos pertenece, y nos olvidamos de que las cosas que quieren sobrevivir sin duda lo harán por sí mismas. Aprendemos a odiar a quienes nos han tratado mal, a quienes nos han herido. En lugar de recordar cómo fuimos capaces de ser felices culpamos a otros de nuestra desdicha y endulzamos así nuestra propia pérdida.



Nunca volveremos a vivir lo que hemos vivido, así que dejemos de engañarnos, no hemos aprendido nada, estamos como al principio, tal vez un poco más solos. Pero cuando dejemos de estarlo no cometamos la estupidez de creer que sabemos lo que va a pasar, de que tenemos la experiencia suficiente como para evitar otro fracaso más, porque entonces el único fracaso estará en nosotros mismos.

miércoles, 9 de abril de 2014

Jumper



Paso demasiado tiempo dentro de mi cabeza, resolviendo mis problemas existenciales, he ido dejando los libros porque ahora las historias me las invento yo. Mi mente se ha convertido poco a poco en una especie de mecanismo de defensa que me hace ver a la gente como a un único individuo. Me enfrento a mí mismo sin piedad alguna, sin remordimientos, como con un amigo con el que tienes la confianza suficiente como para permitirte ser sincero.

Me paso tanto tiempo así, que cuando viene alguien y me saca de ese estado de trance individual es como si me sumergiera de repente en una piscina de agua fría. Al principio me sorprende, luego me acostumbro, y me parece normal. Pero al final me doy cuenta de que el tiempo que paso conmigo mismo es tanto que no sé tratar a nadie más. No comprendo a las personas, a veces eso me lleva a odiarlas, pero normalmente dura poco, tampoco comprendo en qué consiste odiar a alguien durante mucho tiempo.

Si, como ya dije al principio paso demasiado tiempo en mi cabeza, en mi madriguera.

martes, 4 de marzo de 2014

Paprika






Es triste escribir para nadie, es triste hablarle a la nada, introducir el papel en una botella y lanzarlo al mar con la esperanza de que alguna vez llegue a algún lugar desconocido. Es triste decirle que la quieres cuando lo que tienes delante es el aire que ha dejado al irse, captar su perfume en algún sitio donde jamás estuvo, dormir por la noche y encontrar uno de sus cabellos de bronce, que sin saber cómo, ha sobrevivido al paso de las noches mejor que uno mismo.

Es triste soñar con lo que se anhela y despertar antes de tiempo, antes del beso final, donde no cabe esperar más que felicidad. Es más bien una especie de locura sin sentido, de esas cosas que no tienen otro arreglo que no sea el polvo que las cubra con el paso del tiempo.

Es triste excavar en una tierra donde una vez hubo pero ya no hay, recuerdos que alcanzaban el cielo y mucho más. De esos que en menos de un segundo me dejaban sin palabras, sin nada a lo que agarrarme para no caer en lo que ignoraba estar viviendo, sencillamente, el amor...