viernes, 9 de noviembre de 2012

Shame







 Ya estaba empezando a estar harto de toda aquella situación, se parecía a escuchar golpes bajo el agua, todo era demasiado difuso. Nadie parecía decir la verdad allí desde hacía mucho tiempo, o por lo menos nadie parecía atreverse a hacer algo, lo que fuera. Todo el mundo estaba flotando, cada uno en su propio universo de mierda del que poder presumir, al que poder acudir para seguir mintiendo, a los demás, a si mismos…

Aquel tipo seguía siendo yo, aquel tipo odiaba sus instintos, los mismos que lo habían traicionado una vez más, estaba embotado, aturdido, desconcertado entre tantas historias que prefería no saber. Ya no quería nada de nadie, ya no quería seguir luchando por nada, lo único que quería era olvidar, olvidar cada secreto, quemarlo todo en un mar de lágrimas. Aquel tipo sentía vergüenza de sí mismo, quería seguir oculto.

“Nunca tiendas la mano a una serpiente hambrienta” Eso me dije una vez.
La verdad, no era una serpiente hambrienta, y no le tendí la mano, simplemente la atrapó y me sacó de allí. Solo escuchaba su voz:
-Despierta, hay ciegos que ven más que tu y que yo.

Yo estaba perdido, ella era preciosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario