Por mí se va a la ciudad del llanto;
por mí se va al eterno dolor;
por mí se va hacia la raza condenada:
la justicia animó a mi sublime arquitecto;
me hizo la Divina Potestad, la Suprema Sabiduría,
y el primer Amor. Antes de mí no hubo nada creado,
y el primer Amor. Antes de mí no hubo nada creado,
a excepción de lo inmortal, y yo duro eternamente.
¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!
Dante Alighieri, La Divina Comedia
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