domingo, 24 de abril de 2011

Supermarket




Hoy, un sábado lluvioso por la mañana, salgo para meterme en un supermercado y me dirijo a la sección de galletas, alguien acabó mis reservas antes de lo pronosticado. En ésta tarea andaba cuando oí la voz de una niña pequeña que llamaba a su padre:
- Cómprame un bote de chicles - Decía.
El padre me miró, y la niña, corría hacia el, de espaldas a mi, con los susodichos chicles, después se quedó mirándome, igual que el hombre.
Tenía la mitad de la cara deforme, tal vez quemaduras de un accidente doméstico, o la mordedura de algún perro, el caso es que sentí lástima por la cría, que el padre parecía un héroe como en las películas, que para mi nariz eran como mil violetas, y que esa imagen se me ha quedado en la cabeza, posiblemente para siempre.

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