Ven… ven conmigo al callejón oscuro donde nos miran las ratas, viciosas, hambrientas en una noche cada vez más cercana, yo las espantaré con mis pasos, vamos a las tinieblas, haré que dejes de tener frío, sería capaz de hacerlo hasta en las entrañas de un iceberg, deja que los árboles nos amedranten con sus cabellos, que las piedras nos miren.
Éste será nuestro nuevo castillo a partir de hoy, lejos del árbol más viejo, aquel al que nunca nadie se atreve a mirar, morada de nuestras enemigas más pequeñas, lejos del Sol con el que funciono…
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