Es curioso cómo pasa el tiempo y cómo empezamos a medirlo… no con un reloj, ni con calendarios, sino con personas…
Y yo ahora
vuelvo a estar atrapado, atrapado en el tiempo como una mosca en una
habitación, sin saber si es grande o pequeña, sin saber si hay comida, sin
saber si hay monstruos… o algo peor. Solo sé que me gusta quedarme.
Creo que el
problema soy yo, que me imagino las cosas demasiado rápido, que arriesgo
demasiado en las apuestas, que no aprendo a querer con cuidado, que me ahogo en
mi propia sangre. No puedo soplar contra
un huracán, ni encender fuego en el fondo del mar. Todo esto escapa a mi
control, mis emociones me han envuelto con un trapo y dos agujeros para poder
verte solo a ti…
El problema es que no quiero aprender a
encajar las balas, no quiero quererte despacio, no. Quiero explotar, quiero que
la tierra me trague cuando me miras, quiero fundirme contigo como hierro al
rojo. Quiero que me lleves tan a dentro que ni me encuentres, quiero que me
devores tan rápido y tan fuerte que hasta duela. Quiero dejar de perderme en la
escala de grises.
Quiero que
me quieras, porque yo no puedo dejar de hacerlo.
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