martes, 28 de febrero de 2012

Ego





La inmoralidad sonríe entre mis brazos, acogida por un monstruo de su tamaño. Por ahora estoy ocupado, en hacer como que vivo a pie de rey. Me ocupan el tiempo las prostitutas, los mecanismos simples de nuestro instinto animal, el culto al sexo conmigo mismo. Los relojes de arena y cuerda me traen demasiados recuerdos. Por lo visto ahora se oyen mis desgarradores gritos por todo el mundo, conocido y por conocer, dicen que soy transparente, que me he perdido muchas cosas.

Siempre están mirando, nunca se pierden nada, por eso me gustan los espejos, me muestran tal y como soy, me definen, y algunos hasta me dan mala suerte, y no me quejo. Me precipito a la observación y a despejar las dudas sobre lo que se ve o lo que no… doy lo que recibo, y nada más. Lo cierto es que me exilié del mundo hace ya mucho tiempo dejando atrás todos sus problemas, pero algún día volveré.

Soy el súmmum de la indecencia, del menosprecio, del desarraigo a lo estético y a la perfección, la malformación de un mutante abyecto, soy yo tu juguete roto. Soy los dos extremos de la sencillez humana, el paradigma de la inestabilidad, soy el glorioso vómito vuestro de cada día, y por lo tanto exijo que se me trate de igual a igual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario